No es la especie más fuerte la que sobrevive sino la que mejor se adapta al cambio
C. Darwin
“Hay un lugar en la consciencia del hombre donde se sabe que lo ineludible no es indicativo de restricción, sino referencia de la libertad que en sí misma supone el uso del libre albedrío. Cuando ese lugar se alcanza, se trasciende el límite humano y se percibe la infinitud, la ilimitada existencia.
Entonces se produce el paso obligado más allá de cualquier norma o regla, ya no se implica la dependencia, sino la toma de decisión a otro nivel más adecuado para ejercitar el poder personal de cambiar”…
Algo básico a tener en cuenta si queremos cambiar, es que generalmente el mundo que nos rodea es un reflejo de nosotros mismos. Por lo cual, es curioso observar como los obstáculos que vemos para cambiar, a veces son también un reflejo de nuestra propia resistencia al cambio.
Fíjate en el gran cambio que hizo Mahatma Gandhi para toda la nación de la India, consiguiendo la independencia desde la “no lucha”. Y uno de los mensajes que le llevó a conseguir esta gran hazaña era: “Si quieres cambiar el mundo empieza por cambiarte a ti mismo”. Su significado llevado a la acción, supuso tomar una dimensión extraordinaria de la realidad, al superar la vivencia ordinaria de cambiar desde un paradigma diferente del habitual; conseguir la paz desde la no violencia.
Pongámonos en el supuesto de que quieres cambiar, pues bien primero, conócete a ti mismo en tu dualidad. En ese conocimiento esta lo que te gusta y lo que no te gusta de ti. Lo que no me gusta lo acepto y sin juzgarme ni justificarme, lo integro como parte de mí, no dándole más atención. Ahora voy hacia lo que me gusta y aquí es donde focalizo toda mi atención, poniendo esas cualidades a trabajar plenamente en favorecer el cambio de la otra parte que no me gusta.
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