jueves, 18 de diciembre de 2014

5- LA ILUMINACION 
Voy buscando mi destino. La realidad la oculta mi fe, si siento ya conseguido, lo que algún día conseguiré. Si vivo cada momento, pasado y futuro me dejan ser. Si elijo mis pensamientos, a mis temores puedo vencer. Me siento bien, me siento bien.
Roberto Feijoo
Habiendo viajado por más de 20 países, desde el Himalaya hasta los Andes, incluyendo míticos lugares en Europa, donde he conocido la espiritualidad consciente, la gente me sigue preguntando si en alguno de estos lugares encontré la iluminación.
Todavía se sorprenden, cuando les digo que la verdadera iluminación la tuve en una calurosa mañana de Agosto, en el Hospital de la Macarena en Sevilla.
Se dio así:
Recibí una carta del Hospital citándome para recoger los resultados de la revisión ginecológica, que me había hecho recientemente de forma rutinaria, como cada año. Me extrañó que tuviera que ir al Hospital pero releí varias veces la carta y así lo decía, “Acuda por sus resultados de la citología, planta 2 puerta 8, Doctor x, día y hora”.
Así que tranquilamente me fui paseando a la cita, subí a la segunda planta y en la puerta 8 ponía bien grande, ONCOLOGIA. Por supuesto en la carta se habrían equivocado, o ¿tal vez no?
Conté las puertas, por si acaso no correspondía el número. Pasó una enfermera a la que enseñé la carta y me aseguró que sí que era allí. Llamé a la puerta y un amable doctor me saludó por mi nombre, me senté frente a él como un autómata, estaba como anestesiada.
Lo primero que me preguntó es si venía sola, evidentemente sí, pues no me habían informado de que la cita era en oncología y no lo vi necesario .Su tono de voz se hizo grave y me explicó que habían detectado, un Papiloma Herpes Vírico de crecimiento acelerado. Tenían que hacerme cuanto antes una biopsia, pues ya se había formado una mácula pre cancerígena, que normalmente derivaba en cáncer de útero.
Antes de oírle terminar la frase, fue como si  de repente apagasen la luz, me quedé a oscuras y de nuevo apareció mi voz interior con un claro: ¡Aprovecha esta oportunidad! Al volver la luz, vi la imagen del doctor frente a mí, que me estaba preguntando si me encontraba bien. Le dije que sí y que me informase de las pautas a seguir.
Empezaba el protocolo oncológico, en pocas semanas me harían la biopsia.
Me levanté y nada más salir del hospital, me senté un buen rato en un banco, frente al radiante sol de Andalucía en verano. Intenté fundir un frio intenso que me helaba el cuerpo, eran mis temores. Necesitaba calor, llenarme de toda la luz posible para afrontar esa situación
A mi pensamiento venían, todos los enfermos de cáncer que había acompañado en su proceso y sobre todo mi padre y mi abuela. Incluso me acordé de una compañera de trabajo, que con el mismo diagnóstico, falleció en poco más de un año. Ninguno de ellos  estaba ya en este mundo.
En ese momento me costaba creer, que podría ser mi turno, pues recién había salido de una profunda depresión y me sentía llena de vida, con muchos sueños por realizar. Me inundó un tremendo calor al pensar en mi madre, mi familia y amigos.
Esto aclaro un poco mi mente, analice la situación y tome la decisión. No me veía capaz de contar lo que me estaba pasando, a mis seres queridos. Pues tal vez podría superar mi miedo al cáncer, pero no el de los demás
No sé si fue una reacción inconsciente, orgullosa o de valentía, pero lo hice lo mejor que pude en ese momento. Aunque tal vez ahora lo haría diferente pues todo ha cambiado, los demás y yo...

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