Para hoy uno de mis capítulos favoritos:
8- ATREVETE A SOÑAR
Yo sueño que
estoy aquí,
de estas
prisiones cargado;
y soñé que en
otro estado
más lisonjero
me vi.
¿Qué es la
vida? Un frenesí.
¿Qué es la
vida? Una ilusión,
una sombra,
una ficción,
y el mayor
bien es pequeño;
que toda la
vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Calderón de la Barca
Me hice una lista de sueños por cumplir y me propuse
realizarlos, al menos lo intentaría porque ¿Y si
superaba la enfermedad?
Recuerdo que cuando tenía nueve años una mañana no quería ir al colegio y mi madre se extrañó
porque era de esa clase de niños que le encantaba ir a la escuela. No estaba
enferma pero no quería salir de la cama, mi madre que me conoce muy bien se
sentó a mi lado y me preguntó por qué no quería ir. Ella siempre ha sido una
persona con la que se puede hablar de todo, abierta y tolerante; así que le
conté que tenía un examen y no me sentía segura de aprobarlo. Me tomó de las
manos y me dijo algo que nunca olvidaré: “Hija el no ya lo tienes, pero si lo
intentas le darás una oportunidad al sí”. Fue como una inyección de
confianza y autoestima, me presenté al examen sin expectativas, lo aprobé. Esta
simple experiencia me dejó grabado en el inconsciente tan buena sensación que
desde entonces, cada vez que quiero conseguir un sueño “lo intento” para darle una oportunidad al sí, total el no ya lo
tengo…
Además, de las mejores lecciones que aprendí durante el
proceso de sanarme, es que no me quedaré con las ganas de vivir un sueño en esta vida. Si algo me mueve el
corazón me tiro a por ello de cabeza, lo bueno es que he aprendido a ponerme el
paracaídas. Pues tras algún que otro batacazo, me he dado cuenta que
cuando me equivoco desde el corazón, siempre aprendo una lección trascendente
para mi evolución y aunque me duela la caída, el mismo corazón me levanta. Porque
las pocas veces que solo hice caso de mi cabeza, me anulé a mí misma desfallecida
ante un sufrimiento paralizante.
Hay una gran diferencia entre sufrimiento y dolor, mientras
el corazón duele la mente sufre
El dolor, no lo elijo conscientemente, viene a mí lo vivo y
dejo que se marche. Pero si lo cronifico enganchándome a él a través de mi mente,
me llevará a un sufrimiento que anula toda mi capacidad de salir a flote. Y esto
sí que lo puedo elegir, lo sé porque lo
experimenté varias veces ¿Y tú?
¡Bueno! De mis sueños se cumplieron la mayoría de ellos en
esos cinco años, pero como la noche de San Juan es mágica, cada año aparecen
otros nuevos, así que prepárate por qué la lista es larga y parece que no tiene
fin…
Me ha gustado mucho la reflexión acerca de diferencia entre sufrimiento y dolor. Probaré a experimentar. Gracias!!!
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