viernes, 19 de diciembre de 2014

Para hoy uno de mis capítulos favoritos: 

8- ATREVETE A SOÑAR
 Yo sueño que estoy aquí,
de estas prisiones cargado;
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Calderón de la Barca
Me hice una lista de sueños por cumplir y me propuse realizarlos, al menos lo intentaría porque ¿Y si superaba la enfermedad?
Recuerdo que cuando tenía nueve años una mañana  no quería ir al colegio y mi madre se extrañó porque era de esa clase de niños que le encantaba ir a la escuela. No estaba enferma pero no quería salir de la cama, mi madre que me conoce muy bien se sentó a mi lado y me preguntó por qué no quería ir. Ella siempre ha sido una persona con la que se puede hablar de todo, abierta y tolerante; así que le conté que tenía un examen y no me sentía segura de aprobarlo. Me tomó de las manos y me dijo algo que nunca olvidaré: “Hija el no ya lo tienes, pero si lo intentas le darás una oportunidad al sí”. Fue como una inyección de confianza y autoestima, me presenté al examen sin expectativas, lo aprobé. Esta simple experiencia me dejó grabado en el inconsciente tan buena sensación que desde entonces, cada vez que quiero conseguir un sueño “lo intento” para darle una oportunidad al sí, total el no ya lo tengo
Además, de las mejores lecciones que aprendí durante el proceso de sanarme, es que no me quedaré con las ganas de vivir un sueño en esta vida. Si algo me mueve el corazón me tiro a por ello de cabeza, lo bueno es que he aprendido a ponerme el paracaídas. Pues tras algún que otro batacazo, me he dado cuenta que cuando me equivoco desde el corazón, siempre aprendo una lección trascendente para mi evolución y aunque me duela la caída, el mismo corazón me levanta. Porque las pocas veces que solo hice caso de mi cabeza, me anulé a mí misma desfallecida ante un sufrimiento paralizante.
Hay una gran diferencia entre sufrimiento y dolor, mientras el corazón duele la mente sufre
El dolor, no lo elijo conscientemente, viene a mí lo vivo y dejo que se marche. Pero si lo cronifico enganchándome a él a través de mi mente, me llevará a un sufrimiento que anula toda mi capacidad de salir a flote. Y esto sí que lo puedo elegir, lo sé porque lo experimenté varias veces ¿Y tú?

¡Bueno! De mis sueños se cumplieron la mayoría de ellos en esos cinco años, pero como la noche de San Juan es mágica, cada año aparecen otros nuevos, así que prepárate por qué la lista es larga y parece que no tiene fin

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho la reflexión acerca de diferencia entre sufrimiento y dolor. Probaré a experimentar. Gracias!!!

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